Este oscuro y estrecho túnel esconde un inesperado PARAÍSO

Nueva Zelanda es un país pequeño (similar en tamaño a Japón) situado a más de 2.000 kilómetros al suroeste de Australia. A pesar de su extensión, las islas que la componen están escasamente pobladas, sumando apenas cuatro millones de habitantes.

Su aislamiento geográfico y la poca presencia humana han permitido que Nueva Zelanda conserve un magnífico patrimonio natural, lleno de paisajes extraños. Una de sus principales atracciones turísticas son sus playas, ricas en acantilados de piedra y de un color verde que contrasta con el intenso azul del mar. Sin embargo, como tantas cosas curiosas de Nueva Zelanda, estas playas guardan algunos secretos.

Al sur de Nueva Zelanda podrás visitar la bella ciudad de Dunedin y sus acantilados, situados a 7 kilómetros del centro.
Caminando por un bonito sendero paralelo a la costa, podrás contemplar la majestuosidad del paisaje.
Durante el recorrido y casi por casualidad, tropezarás con un oscuro túnel.
Su estrecho, empinado y oscuro recorrido pueden dar un poco de miedo, pero el angosto recorrido merece la pena.
Ya que cuando salgas al exterior…
…te encontrarás en mitad de un playa de arena virgen rodeado de rocas de hasta 15 metros de altura.
Un político local construyó el túnel en el siglo XIX para que su familia pudiera disfrutar de la playa.
Desde ella, se puede disfrutar del sonido de las olas, las vistas del mar y de un buen chapuzón en sus aguas cristalinas.
Un lugar en el que sentirte el rey del mundo, es lo más fácil del mundo.

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